
¿Por qué las japonesas no engordan?
Si has abierto este mail, no cabe duda que ha sido porque el título te ha causado curiosidad…
Y es que las palabras importan.
Importan mucho.
Importan las palabras, el tono de voz, el ritmo… y por supuesto, el interlocutor. Todo forma parte de algo que puede hacer que la comunicación mueva o paralice.
“Por qué las japonesas no engordan” es el título de un libro de Carmen Domingo que duerme en mi biblioteca. Invita a curiosear sobre motivos y razones que invitan al lector a conocer más sobre la cultura japonesa… Lo mismo que seguramente deseas hacer tú en tu día a día: Lograr que otros curioseen sobre diversos motivos y razones y amplíen su mirada para lograr mejores resultados en cualquier área.
Curiosear obliga a escuchar, a mirar y a olfatear para posteriormente interpretar y sacar conclusiones. Así se alimenta el conocimiento y se forja cualquier cambio.
Y es que este texto que lees ahora, desea hablar sobre la importancia del lenguaje para producir el efecto deseado. Lo que habitualmente llamamos: Influencia y persuasión.
Hay tres tipos de personas:
- Las personas cohete: aquellas que consiguen elevar tu mirada, tu ánimo y no te dejan indiferente porque su presencia y su comunicación, te abren caminos e ideas.
- Las personas flotador: aquellas que te dejan ni fú ni fá, en el mismo lugar en el que flotas habitualmente y que no te mueven hacia ningún lado.
- Las personas hundidor: aquellas que te hunden, te cansan o te bajan el ánimo.
No importa quienes sean, pueden pertenecer a tu círculo personal o profesional, pero vas a encontrar personas que te elevan, te dejan indiferente o te hunden.
Tú también eres para otros una de estas tres tipologías.
Si quieres ser cohete e impulsar a otras personas para que curioseen, o quieres impulsar tus ideas, aquí te dejamos algunas de las claves en las que vamos a profundizar en nuestro próximo curso sobre Influencia y Persuasión en TrimTab:
- Influir y persuadir tiene que ver con Crear espacios significativos. Ser un oasis en los desiertos mentales y conversacionales con otros. Es crear momentos y conversaciones que mueven – y no estancan. Necesitamos conversaciones significativas, con sentido. Hay que dejar la prisa fuera, saborear lo que ocurre, estar en otra frecuencia para detectar las señales, los tonos y las pistas para poder anticiparnos a lo que ocurre.
- Despertar los sentidos: Hacer silencio interior. Antes de cualquier interacción deberíamos SER, estar en estado de quietud mental 3 ó 4 minutos con el fin de que nuestro estado interno se relaje lo suficiente como para permitirnos tener acceso a la verdad.
- Confianzar = Afianzar la confianza. En uno mismo. En el mensaje y en las ideas. Y por supuesto, en los demás.
- “Somos lo que hablamos”. Somos historia, conversaciones andantes. Lo que no se expresa, muere y deja de existir. Permanece, pero en el olvido. Todos tenemos ideas y experiencias que compartir con las que enriquecer la vida de otros.
- La comunicación no va de los cómo. Va de los para qué. ¿Para qué hablamos? ¿Para qué queremos comunicar? Para enseñar algo, para informar, para compartir, crear un proyecto, validar una tarea, expresar amor, dar feedback, expresar una emoción… No es tan importante saber cómo expresarlo, sino para qué lo quieres expresar. De ahí nace la comunicación coherente.
- Una comunicación significativa, tiene que ver con el asombro. La partícula “A” o el prefijo “A” en asombro nos engaña. Si la eliminamos, quedaría sombra. Luego lo que significa asombro es sin sombras, hablar, verlo y dejarlo cristalino. Pero dudar, cuando algo que pensábamos que sabíamos nos hace dudar, conecta con el misterio de lo humano. Comunicar es permitir ver el misterio que hay detrás de las cosas.
- Debemos aprender a mirar. La transformación nunca es individual, es colectiva. Ser agentes de cambio de algo mucho más grande, la sociedad. Nadie puede por sí mismo cambiar la historia, si tenemos éxito en algo, es porque hay un anhelo detrás, no porque tú seas bueno.
- Humildad. El no saber. El sólo sé que no sé nada de Sócrates. Frente al ya lo sé todo que conecta con la soberbia. Ser humilde es conectar con el no ruido, es casi un silencio. Pero en realidad, es como una melodía, la melodía de la vida con la que conectas o no. Ampliar el horizonte, desarrollar el mundo interior, invita a observar, a completar. “Menos es más”. Es bueno hablar poco, pero bueno.
- Influir significa también olvidarse de la obsesión por tener la razón. Pensar juntos, plantearse las cosas, es el bello ejercicio de poner las ideas al servicio de algo más grande.
- Influir es enseñar a ver, a romper patrones, a ver el suelo que se mueve bajo los pies. Es hacer pensar – para defender las ideas.
Es hacer sentir – para conectar con la belleza de las cosas.
Es hacer hacer – para conectar con lo bueno de hacer las cosas bien.
Es profundizar para no quedarse en lo superficial, dar rigor. Para ello, hay que aprender, aprehender, coger con los sentidos, con los ojos, el oído, el olfato…
En definitiva, La conversación es el tacto inmaterial.
En programación Neuro-Lingüística (PNL), Robert Dilts, explica la diferencia entre hablar o ayudar a que otros despierten su potencial de crecimiento. Y esto es lo que nos mueve en TrimTab. Si deseas aprender más sobre influencia y persuasión, aún puedes inscribirte a nuestro próximo módulo. Contacta con nosotros a través de hola@trimtab.es para que te informemos.
“Lo que tengo en mi corazón y en mi alma, debe encontrar una salida, esa es la razón de mi vida”. –Beethoven